Lesiones deportivas

Una lesión deportiva, en su término más amplio, se refiere al tipo de lesión que se produce con más frecuencia durante la práctica deportiva o el ejercicio.

Cualquiera puede sufrir lesiones deportivas, independientemente de su nivel o experiencia. Algunas lesiones deportivas son accidentales, otros se deben a un mal entrenamiento, equipo inadecuado, falta de acondicionamiento o a un calentamiento o estiramiento inadecuado. Estos tipos de lesiones afectan a más del 80 por ciento de los deportistas en activo.
En CEMU intentamos evitar los tratamientos quirúrgicos siempre que sea posible y éste es el objetivo que aplicamos para la recuperación de gran número de lesiones deportivas.
Lesiones o patologías que hace pocos años no podíamos remediar sin el uso del bisturí, actualmente podemos resolver mediante la aplicación de técnicas mucho menos invasivas.

Son frecuentes las lesiones de rodillas, como las tendinitis rotulianas, lesiones de los ligamentos, esguinces de rodilla, lesiones de menisco.
En cuanto a brazos, habitualmente nos encontramos con epicondilitis (codo de tenista) y la tendinitis de hombro
En las piernas, las lesiones que vemos con más frecuencia son la fascitis plantar.

Las lesiones provocadas por la práctica del deporte, encuentran una sorprendente mejora con las nuevas terapias de medicina regenerativa. Es la terapia más implantada hoy en día, probada con mucho éxito en deportistas profesionales de élite.

El sérum rico en citoquinas, el plasma rico en plaquetas o las células madre son utilizadas por nuestro organismo para dar órdenes y provocar una reacción biológica que termine regenerando los tejidos propios. Si las separamos de la sangre del paciente y las infiltramos en la zona lesionada, en altas concentraciones, el tejido se regenerará más rápidamente.
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En nuestra sociedad la práctica deportiva es habitual y no únicamente por los deportistas de élite. El tenis, el golf, el fútbol, el ciclismo, el baloncesto o correr forman parte de nuestra vida cotidiana y por lo tanto podemos estar todos expuestos a sufrir en cualquier momento una lesión "deportiva".

Las lesiones pueden pasar por diferentes motivos: accidentes, mala práctica de entrenamiento, uso inadecuado del material y equipos, deficiente condición física, ejercicios de calentamiento o estiramiento mal realizados, exceso de ejercicio, etc.
Los tendones son una parte del músculo, de consistencia fuerte y que unen los músculos con los huesos. Están formados principalmente por fibras de colágeno de tipo I. Los tendones pueden inflamarse causando las tendinitis.

Los tendones de alrededor de la rodilla pueden inflamarse tras algún sobreesfuerzo o de algún traumatismo.

Cuando la tendinitis se localiza en el hombro, típico de nadadores, tenistas y lanzadores de pesas son provocados en general por los movimientos repetitivos con levantamiento del brazo por encima de la cabeza puede provocar el desgarro e inflamación de los músculos del hombro.
Un ligamento es un tejido resistente que une diferentes estructuras anatómicas. En el caso de los ligamentos articulares, son los que unen y estabilizan los huesos entre sí en las articulaciones, permiten el movimiento natural y restringen aquellos movimientos anatómicamente anormales, impidiendo lesiones.

El ligamento se puede romper con un sobre esfuerzo intenso como, por ejemplo, en una caída o un golpe muy fuerte.
Un esguince es rasgado, distensión o estiramiento excesivo de un ligamento. Normalmente se debe a un movimiento brusco, caída, golpe o una fuerte torsión de la articulación, que hace superar su amplitud normal. También se denomina "torçament" o "torçadura" en lenguaje común.

Los esguinces causan dolor, inflamación y restricción funcional. Se distingue entre esguinces benignos, cuando los ligamentos están sólo distendidos, y esguinces graves, cuando ha habido una ruptura de ligamentos.
El menisco es una estructura fibrocartilaginosas en forma de media luna que, sólo llena parcialmente la cavidad de la articulación. Los meniscos de la rodilla (interno y externo) son dos piezas que actúan como cojinetes entre la tibia y el fémur.

Su función es aumentar la superficie de contacto entre los elementos de la articulación y disipar el peso del cuerpo, así como dar estabilidad a la rodilla. De esta forma se reduce la fricción de los cartílagos articulares y evita que sufran un desgaste excesivo durante el movimiento.

Los meniscos se pueden romper por una flexión o torsión excesiva y brusca de la rodilla. Este es el caso de las lesiones deportivas y las roturas en personas jóvenes.

Con la edad, el tejido degenera y pierde resistencia, de forma que puede romperse por un traumatismo menor, por ejemplo al levantarse bruscamente desde la posición de agacharse. Este es el tipo de rotura más frecuente en mayores de 45 años.
La epicondilitis (también llamada 'codo de tenista') es una inflamación del epicóndilo (prominencia ósea que está situada en la parte externa del húmero) y de los tendones que se insertan.

Es habitual en los que practican tenis o pádel, pero también en jugadores de golf, baloncesto y béisbol.

Es un síndrome producida por sobrecarga sobre los músculos del antebrazo. El síntoma característico es dolor en la cara externa del codo acompañado de dolor y dificultad para realizar movimientos de la muñeca y del antebrazo.
La fascia plantar es un tejido grueso y elástico en la planta del pie, que va desde el talón hasta la zona debajo de los dedos.

La inflamación de esta estructura es lo que conocemos como fascitis plantar. Designa un cuadro de síntomas inespecíficos en la planta del pie, sobre todo en la parte del talón y en la zona media del pie.
Las citoquinas son un tipo de moléculas señalizadoras que son utilizadas ampliamente en la comunicación celular.

Son capaces de comunicarse entre sí una vez se han activado.

El término citoquina agrupa una gran y diversa familia de reguladores polipeptídicos producidos ampliamente por todo el cuerpo. Son proteínas, péptidos o glicoproteínas.
Las plaquetas son orgánulos que tenemos todos en nuestra sangre, y que juegan un papel primordial en la reparación y regeneración natural de los tejidos lesionados, al contener gránulos llenos de sustancias químicas que, cuando se liberan, dirigen la compleja cascada de estímulos que movilizarán la respuesta reparadora y el tejido lesionado acabará curando.

Las células madre son la materia prima del cuerpo; a partir de ellas se generan todas las demás células con funciones especializadas. Bajo las condiciones adecuadas en el cuerpo o en un laboratorio, las células madre se dividen para formar más células llamadas células hijas.

Estas células hijas se convierten en nuevas células madre (autorrenovación) o en células especializadas (diferenciación) con una función más específica, como células sanguíneas, células cerebrales, células del músculo cardíaco o células óseas. Ninguna otra célula del cuerpo tiene la capacidad natural de generar nuevos tipos de células.